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Relatos e historias de amores vagos, de distancias crueles, de diferencias impertinentes.
Diversas fuentes, confiables, no confiables, sensatas y no sensatas. Oscuridad por todas partes y fríos azulejos marfilados.
Pensamientos profanados por el volumen exacto del aire, dispersos como galaxias, iguales como átomos. Sentimientos rebotando cual eco diáfano, presentes en todo momento, recordando el pasado adyacente que alguna vez se fue completamente, siguiendo la luz que va desde un extremo al otro, el límite: el infinito.
Difíciles batallas sin sueño alguno, metas ambiguas. Déjame irme lejos, quiero experimentar diversos sentimientos por otras personas... pero recuerda que yo voy a estar ahí contigo voy a estar, siempre contigo.
Sabemos que eres muy bueno para mi, no te merezco, no he hecho algo tan bueno cómo para que el destino me recompense así.
Eres todo lo que nunca pedí. Eres eso que me hace feliz, terriblemente feliz.

Ciudades frías abandonadas, perspectivas altas pero manchadas, perdiciones abruptas en el ojo ajeno, colonias de sangre oculta en cada estructura gélida, intentando sanar el ambiente de locura vespertina, a altas horas de la madrugada. ¿Es que nadie me escucha desde esta cumbre?
Melodías amargas que vienen desde el centro de la tierra, pidiendo piedad en cada nota. Destinos diferentes, puntos diferentes, posible cruce de pieles, estallando en un suspiro hondo desde el alma turbia.
Psicodélicas visiones al futuro, ahogadas en colores petrificados del temor que causa las escabrosas imágenes, cálidas, congeladas, ardiendo en un par de llamas claras.
El que yo piense fundamentadamente, no quiere decir que dejo tus argumentos de lado, esporádicamente los escucho y a veces los tomo en cuenta, me quieres y te gusta verme mejor, enorgullecerte de mi, orgulleciéndote de ti mismo.
Llenaste el hueco que había dentro de mi, borrando los pesares pasados, empapándolos en sonrisas y haciéndolos un buen recuerdo.

¿Egoísmo o empatía? En un jarrón tengo todo lo que tú tenías, me lo diste, lo hurté, cierto no es, no lo sé. Una nieve roja intocable da vueltas, inocencias muertas.
Victorias alzadas en el horizonte puedo imaginar vislumbrar, alteradas y temb lorosas por el daño que pueda causar. ¿Quién sabrá más?¿El que tiene más o el que cedió todo? Ceder... ¿Cedió para bien o cedió para mal? Si él sabe más, no púdole convenir. Rojas posesiones, todas mías, no quiero darte ninguna, me sentiría vacía. Llámame egoísta, dime que soy lo peor, pero sabes que al final de todo, ésto es de los dos.
Te agradezco todo lo que me has dado, y lo que te falta por darme también. Puede no ser hoy el momento, puede que mañana lo sea, estaremos juntos, admirando la luna en medio de toda esa oscuridad, santas veladas de locura.
Divisiones del horizonte, flores rojas y cántaros oscuros, verdes vidas y agua de miel, todo está bien.
En un momento de agonía, entraste para darle esperanza a mi vida.

Deslaves de tierra firme, osadía en cada pisada hueca que lleva al océano, a la profundidad dónde tus almas emergerán intactas, después de una eternidad insensible. Empezaste a desvanecerte poco a poco, de la superficie hasta el profundo sentimiento ajeno, llegaste a mi cómo resbaladilla empinada, directamente h ondo, en el mar de mis emociones difusas, que aclaraste con tu sola presencia. Índole, vida hay de por medio, verde vida, que no mataste, sólo esquivaste.
Cielos prendidos en colores de armonía, silencio y paz. Paraíso degradado, pero siempre tan tuyo que sigue emergiendo vida, pese lo que pese la restauración.
Bellas diamantinas danzantes por el Edén, impregnando todo de caricias, sombrías aventuras antes, después inocentes velos transparentes.
Orquestas primaverales,
veraniegas sensaciones,
otoñales redenciones,
y de invierno multitudes.
Cada respiro que doy me lleva más cerca ...más cerca para siempre, de ti.
Inercia, teniendo siempre un lugar seguro dónde caer, dónde la vida no sólo es negra o blanca, dónde las combinaciones pueden existir.
Colores fabulosos, llenos de ti y de mi, desenfrenos amorosos, huracanes con tu voz. Movimientos vertiginosos, gravedad incierta, tiempo recorrido y largas sospechas. ¿Dudar? ¡Jamás! ¡Sé que estoy cayendo y sé que estás conmigo! Y en un pestañeo, burlas de mi mente puedo escuchar, preguntas insanas me retumban, pero, insisto, soy tuya y tú mío, nada puede salir mal.
Almas desde arriba, yendo en picada, algunas juntas, otras apartadas. No saben en quién confiar, no saben lo traicioneras que pueden ser, en cada ficha, se ven reflejadas, triste pero cierto, cada quién es cómo es.
Abrazos y besos que nunca acaban. Te lo prometo.
extremos
lingüísticos
menudos
están
jugueteando
otra
rápida
esencia
remota.
Escudriñando
susceptibilidad
tal y
única
.
.
.
Y todo debe seguir estando así, contigo.