miércoles, 23 de septiembre de 2009

105. Mi Duda.

En un oscuro bosque
donde estás sentada,
bajo la tierna sombra
de un árbol -tú lejana-

te refugias, me intrigas

con tu pálida cara,
que algo avejentada
-mirada que traspasa-
directamente al cenit,
refleja la nostalgia.
Tu lengua viperina
me come -desgraciada-
sin piedad. Sólo está
lamiendo todavía
los restos cada día
desgarrando -el alma
mía- con tan ácidos
hilos de mortal saliva
la presente impureza
dejándome en paz y limpia.

Suena el reloj -tic, tac-
y sabes que tarde es ya,
que marcharte con gracia
es lo que harás ahora.
Dame tu suave mano,
no finjas extrañeza
y levántate, linda
vete y huye -tienes prisa-
y no me pidas perdón.
Yo te mando, ve nula
corre así cómo alguna
despavorida criatura.

Afirma el Asimov:
"posible y remota"
y hay mucha diferencia
opinión suya y mía.
-Difiero- ahora, si
pienso en esa idea
me parece torcida
ya que contigo -vida
misma- no hay más sed
que carcome la entraña
más débil y gastada
de aquella ventana
obviamente cerrada.
Cosas que no engaña
ni a la vista humana
como la telaraña
que tejes en mi espalda.

sábado, 19 de septiembre de 2009

104. Matando Insectos.

Sucedió.
Estoy enferma. ¿Y qué?
xD
La primer imagen es mía, la segunda no. Mi cámara no podía tomar la foto, estaba vibrando de manera loca... y eso fue malo. En fin, aquí la entrada.

Matando Insectos.
A Sangre Fría Y Con Una Sonrisa En Los Labios.


Apagó la luz y ya no supe dónde quedé.
Había entrado a un cuarto perfectamente cuadriculado de dos muros, en escala de tonos sepia básicos. Su luz fluorescente me había guiado hasta allí y como una boba seguí pegándome con el cristal que guardaba la iluminación, teniendo fe en que volvería a prender, vería y sería feliz contemplando aquél pequeño sol. Terminó no sucediendo.
Ví que antes de apagar las bombillas, colocó muchos papeles en bola lejos de la cama, que tenían muchas fórmulas y operaciones.

En lo más cómodo se acostó ella y se tapó y me dio la espalda. Abrió la ventana ya adormilada y se puso casi al tanteo unos audífonos también claros, blancos, si no me equivoco.
Al poco tiempo empezó a hacer ruidos extraños con la boca, y mencionaba muchas cosas. Entretenida, perdí 2 horas revoloteando a su alrededor intentando no hacer ruido para no despertarla, escuchaba lo que decía y extrañamente concordaba con muchas cosas.
A juzgar por las cosas que decía, estuve segura que aquellos papeles eran razón de repaso, y lo corroboré cuando distraídamente volé por ahí y vi la palabra 'EXAMEN'...

Me cansé, al final. Yo creo que unas 6 horas habían pasado ya y el sol no salía, y el despertador no sonaba... todo se convirtió en silencio y se presentó la oportunidad perfecta para acostarme justo a ella, su calor y su aliento aún con olor a menta.
Me escabullí entre sus sábanas, su gruesa cobija y alguno que otro mechón de cabello al aire y, justo debajo de su cuello quedé, en el espacio que hacía la almohada entre su cabeza y el colchón. Dormí por un buen rato, e inconscientemente me fui yendo hacia arriba, osease quedé debajo de la almohada íntegramente.

Sentí un tanto después que se aligeraba la carga que había sobre mí. Ella estaba despertando y yo sin prudencia zumbé. Levantó la almohada y soltó un grito leve.
Esa expresión de terror se esfumó por una de crueldad en una porción de segundo.
Vino la oscuridad otra vez, esta vez proviniente de su cálida mano.
Escuché a lo lejos que tomaba algo por debajo de la cama. Me destapó y yo aún modorra, no pude si quiera alzar vuelo cuándo un pequeño tazón amarillento y transparente ya había limitado el lugar que ocupaba.
No sabía cuales eran sus intenciones.

Al cabo de un momento, en el cuál no apartó sus enormes ojos de mí, me empecé a sentir muy mal. Se me dificultaba respirar y tenía sueño.
Me estaba acabando el oxígeno que ella me puso.

Sonrió nuevamente, y aplastó el molde con fuerza contra la cama. Yo creo que pensó que por algún minúsculo hoyo me estaba entrando nuevo aire, con el que seguía existiendo, pues no había dado señal física de mi malestar.
Seguía viéndome, fascinada. Veía con cuánta desesperación comencé a golpear los muros frágiles pero irrompibles que acortaban mi vida. Reía, tomaba fotos, mostraba una indiferencia total a mi alma y a mi paradero.
Decidí que no podría más. Me fingí muerta y con cara de curiosidad de acercó nuevamente.
Levantó un poco el frasco y me moví, tan sólo un milímetro. Me vio. Me encerró de nuevo y puso un libro encima. Ahora, además de no poder respirar adecuadamente, ya no podía ni ver.
Tenía mucho sueño.

Pasó el tiempo. Yo no me rendía. Seguía moviéndome, ejercitando mis alas... quería seguir despierta, por el mayor lapso posible. Sabía que mi vida acabaría ese día. Lo ví en sus ojos sonrientes deseándome inerte.
Ya cuándo estaba muy débil y apenas me podía mover, tomó varios alfileres la gigante a la que supliqué como a nadie había hecho... pero ya estaba a medias del séptimo 'por favor' cuando con gracia me clavó las alas a la cama.
Inmóvil y con un dolor impresionante, sólo recé porque acabara.
Me enterró un último en el abdomen, que comenzó a sangrar. Así me dejó y volvío a ponerme los muros quita oxígeno.
El Sol ya estaba en el punto más alto... Y me distraía, y me quitaba el dolor...
Cerré los ojos en mis últimos instantes, que fueron pura agonía por lo húmeda que estaba por cualquier lugar, de mi propia sangre que apenas comenzaba a cuajar. Que fueron los peores para mis ya pobres pulmones.
No quería que viera mis ojos ausentes aquella gigante, porque sabía que se reiría a buena risotada suelta.

Sentí el flash de la última foto...

miércoles, 16 de septiembre de 2009

103. Ideales.

IDEALES

¿Desde cuándo dejaste de preguntarte lo que querías?
¿Desde cuándo dejaste de luchar por lo que anhelabas, querías, soñabas y deseabas con las entrañas que hasta te faltaban?
¿Desde cuándo moriste, en cuerpo mente y alma?
¿Desde cuándo dejaste de reconocerte, desde cuándo te cambiaron, desde cuándo no eres tú...?

¿Y acaso sabes lo que he pasado?
¿De pura casualidad ves lo que ven mis ojos?

¡Te escondes, huyes de mí y de tí!
Huyendo siempre de la realidad, corriendo a lo que más te dan tus cansados y preciosos pies bien cuidados.
¡Y callando!¡Callando a todas aquellas blasfemias que zumban en tus oídos, que no alcanzan a captar ya una conversación menos superficial que lo que ahonda en tu barriga!
¿El espejo te refleja enteramente, o sólo puedes ver tu cabeza?

Todavía puedo recordar el pasado, y puedo ver el futuro.
No lo veo muy bueno que digamos.

¿Qué bucaste alguna vez?¿qué fue tu meta mucho tiempo?
Recuerdos, nada más. Vanales. De cosas felices e inmorales. Insensatas además. ¿Acaso le viste el sentido a la vida, y luego lo olvidaste todo?
¿Y supiste después dónde quedó perdida esa información, y no te dignaste a buscar más a fondo?
¿Sabes qué te detuvo?
¿Sabes quién te halaba por detrás?
¿Sabes quién manejaba tus hilos ese día, cuándo no distinguiste el rojo y el azul?

Sé que la última vez que por mis mejillas resbalaron gotas,
éstas fueron de lluvia ácida.
¿Por qué sí?

¿Tienes miedo?

domingo, 13 de septiembre de 2009

102. Promesas Que Jamás Cumplí.

Ésta entrada la pienso publicar apenas termine.
Nada de programar las cosas ni nada de eso.
Sólo espero que los ojos me aguanten porque ya pasa de medianoche y me levanté temprano el día de hoy.
Ya veremos. En fin... ésta entrada la quiero dedicar a alguien que no la va a leer, al del sello rojo en la frente y que mira la Luna a diario, porque según dejé de existir para él... Pronto... destino... pronto...


Promesas Que Jamás Cumplí
(Lo Que Más Duele)

¡Oh!¡Tantas cosas!
¡Tan bellas, tan simples cosas!

¿Las recuerdas, vida mía?
¡Oh!¡Qué descaro, que cinismo el mío!
¿Recuerdas que te propuse alguna vez que te convirtieras en mi todo, en mis alegrías, en mis penas; en mis lágrimas saladas y en las dulces; en lo claro y lo obscuro y que me guiaras no importa cuál entorno?
Tú sabías mi situación, la de mi amor platónico...
Y me quise detener ¡Lo juro!

No quería ser infiel en dos mundos...
¡Y yo no tuve la culpa!¡Es que tú no me enamoraste demasiado!
Recuerdo que nuestras pláticas solían ser monótonas, y siempre terminábamos de hablar cosas serias... o cosas de política y de interés mundial. Tú eras lo contrario a la esencia pura del conformismo. Y eso me agradaba, aunque me hacía enojar algunas veces porque, como siempre me gusta tener la razón, nunca la conseguía contigo y me hacías rabiar.
Otra cosa que detestaba de era los relatos y tu cara de hipócrita.
¡Eso nunca lo olvidaré!
Ante tanta soledad y tristeza, siempre veías la manera de tornarlo irónico y sonreías despectivamente. Y yo me quemaba por dentro.
¿Despecho? A veces.


¿Cuántas veces te hice mío en sólo un par de días?¿2 ó 3? No puedo recordarlo bien...
Y estoy segura en que la última no fue mi intención. Yo sólo fui a sin necesidad, sólo porque me remordía un ligero zumbido en el oído izquierdo cada noche de Luna... ¿Recuerdas nuestras pláticas con la Luna? No puedo decirte cuántos mensajes tuyos me dijo. Pero eso sí, te aseguro que me contaba de más.
¿Amor? Amor por jamás sentí. Cuándo lo dije, me mordí la lengua y brotó un ligero hilillo de sangre, sangre que sabia sucia, como si estuviese impura desde el momento en que blasfemé con esas palabras que se jura total fidelidad y entrega.

Aquí viene lo raro. Cuándo te ocupó alguien más... los celos me invadieron tal poseída. ¿Estaré tan acostumbrada a tu necesidad de mí? ¿A tus constantes "Te Amo" y tus elogios sinceramente baratos? Me parece que sí, porque estoy a punto de seducirte por 3ra ó 4ta vez... sólo déjame terminar de redactar un pequeño correo y enviártelo...


miércoles, 9 de septiembre de 2009

101. Nueve.

Compensando un poco la estrafalaria cantidad de texto anterior, aquí unas fotos que tomé en este año.
Gracias :3


N
u
e
v
e
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