domingo, 27 de diciembre de 2009

116. Adelante Dios Huye.

El título no tiene relación directa con el texto... bueno, a veces.
La música... ah, la música.

Adelante
Dios
Huye



Despertar.
Sentir tu cálido rostro frente del mío, y recibir ese calor tan gratificante.
Ver tu sonrisa, más brillante que el astro que se alza entre las nubes, y se abre paso entre nuestras cortinas.
Nuestras cortinas, ¿puedes creerlo?
Son lisas, como a ti te gustan, y de mi color favorito y de el tuyo también.
Nuestro color favorito.
El color que descubriste en mi intimidad la primera noche que nos conocimos desde las uñas de los pies, hasta en último de los cabellos nuestros. La noche que fue etérea, mas su recuerdo, eterno. Sellar nuestros miedos y convertirlos en besos y gemidos... esa noche que los gatos callaban y aprendían.

Despertar.
Observar tu mano deslizándose por mi cuerpo, por debajo de las sábanas blancas.
Las sábanas que quedaron tiesas en un momento, y las mismas que guardan pequeños jirones en la parte alta, que mordía y agarraba con todas mis fuerzas, para caber dentro de mí.
Nuestra cama, nuestra habitación, nuestro hogar, ¿puedes creerlo?
Vivimos junto al mar, como a mí me gusta, tu playa favorita y la mía también.
Nuestra playa favorita.
El caminar en esa arena blanca como la nieve, y descubrir que no quema, e ir a la orilla del mar, y mojar nuestros pies, ver incluso algunos animales acuáticos que se abren paso entre nuestras pantorrillas. Correr, reír, mojarnos como un par de niños pequeños. Dormir bajo el cielo estrellado y enseñarles a brillar.

lunes, 14 de diciembre de 2009

115. Los Problemas de mi Rancho.

Está basado en una historia real... y duele.

LOs PrOblEmAs DE MI RAnchO

Esto que estoy a punto de contarles, desconocidos, desconocidas, conocidos, conocidas, amigos y amigas mías, se trata de un hecho que viví como fiel testigo de la señora Chela, mi comadre de toda la vida, que destrozada está ahora por el... estado de su hijo mayor, Javier.

En algún momento de esta historia se entrelaza la culpa mía, al no escuchar a mi hija, Hortencia, y sus alucinaciones, que la mayoría de las veces, suelen ser verídicos.
Pero deben entenderme como madre: ella ya había mencionado lo guapo y fuerte que le parecía Javier, así que relacioné íntimamente su adivinación con los celos de una pequeña joven.

Introduciéndolos al tema, debo decirles cómo eran todos los personajes de este hecho, porque no lo sabrían después.
Javier, un hombre altísimo, de casi dos metros de altura, una espalda pródiga y poseedor de unos brazos del grosor de una pierna, era el dueño del rancho "Cervantes", ya que su padre había fallecido, y su madre, mi comadre, al ser mujer, no podía hacerse cargo de un puesto tan importante.
Cabe mencionar mi desacuerdo total con esta política machista, pero es lo que se vive en los sitios de esta índole.

Así pues, procedo a contarles lo que sucedió.

Javier se casó con una mujer de nombre Isabella que es muy guapa, en realidad. Tiene un cabello largo y negro, hasta la cintura, y un par de ojos café oscuro como el lodo del rancho, un cuerpo muy definido, delgado...
Al principio todos celebrábamos con ellos, hasta que mi hija que hablé anteriormente, Hortencia, me advirtió de la naturaleza de esa joven hermosa, diciéndome: "Mami, esa mujer es mala"
¡Oh, palabras de profeta no oídas, no entendidas!
¡Oh, palabras de profeta verídicas y dolorosas!

La fiesta estuvo increíble en aquél entorno, y después de la bendición de parte de Chela, la feliz pareja se marchó.

Mi comadre tuvo que abandonar el rancho, porque ya no era de su propiedad y había que darle todo el espacio a su hijo y a su pareja, y vivió conmigo un par de meses. Después consiguió un departamento y nuestra comunicación era mayoritariamente por teléfono.
En una llamada de esas, me comentó que no había visto/hablado/estado con Javier hacia 3 meses, entonces le aconsejé que llamara a su tierra.

- Sí, bueno, disculpa, Isabella, ¿no estará por ahí tu marido?- dijo Chela.
- No, señora. Ahora mismo no está- respondió con una dulzura increíble.
- De acuerdo, Isa, pues no llamo en vano. Dime, ¿cómo están, qué tal todo?
- Todo está marchando divinamente, he de presumir. El rancho está haciendo mucho dinero con todos sus animales. ¿Recuerda usted su única vieja vaca Petsy? Pues ella es nuestra productora de queso estrella. Las gallinas que compramos están poniendo huevos seguido, y las ovejas que vagaban por los alrededores sin dueño, las comenzamos a criar y su lana es exquisita. La agricultura no se queda atrás, pues estamos cosechando de toda la fruta y verdura habida y por haber.
- Entonces han hecho del rancho una quinta...
- Precisamente, señora, y funciona muy bien y nos ha dado los recursos necesarios para dar una remodelada.
- Pues haber cuándo me paso para visitarlos y conocer todo eso que me dices.
- Este es su rancho también, siéntase bienvenida
- Gracias, Isa. ¿Le podrías decir a Javier, apenas llegue, que lo llamé?
- Claro que sí. Hasta luego.
- Adiós.

Pasó un mes, y mi comadre, agobiada, decíame tontería y media. Que su hijo no la quería, que no le llamaba porque era una vieja fastidiosa, que lo había perdido, que... bla, bla, bla, bla, bla.

Llamó de nuevo, y contestó Isabella. La conversación fue muy similar, con la diferencia que Javier era víctima de una calentura impresionante, así que no podía atender.
Así pasaron 3 meses más, con las llamadas insistentes de Chela, y las esquivas de Isabella, hasta que me harté de tener el hombro mojado, y personalmente la acompañé al rancho "Cervantes".

Toqué la puerta y al instante me abrió Isabella, aunque sólo mostraba su cara por la abertura, y unos metros más. En efecto, el rancho estaba remodelado. Tenía cercas por doquier que encarcelaban caballos, ovejas, vacas, gallinas y gallos. También cultivos varios que aún no podían apreciarse, mas tenían un letrero que especificaba el grano, fruta o verdura que crecía en el suelo.

-Buenas tardes, señoras, ¿en qué puedo servirles?- dijo con una sonrisa que me pareció falsa.
-Buenas, venimos a...- dijo apenas Chela, dirigiéndome una mirada de duda que me empujó a ser un tanto grosera.
-Venimos a ver a Javier.
-Él está muy enfermo, está encamado, y justo ahorita ha conciliado el sueño. Apenas despierte yo le digo que vinieron a visitarlo.
-Bueno- contestamos a dúo mi comadre y yo.

Y así dimos media vuelta, sin despedirnos siquiera, yo destilando ira e impotencia, y Chela angustia. Mojó mi hombro nuevamente de camino a la tienda común del pueblo, en dónde dos señoras charlaban de todo lo que sucedía en el pueblo.

-¡Lo ha estado envenenando desde que se casaron!- díjole una a la otra, con terror y asombro.
-¿No me digas, comadrita, qué hace 7 meses lo envenena?- expresó la segunda.
-Sí, resulta que la muchacha que trabaja para el Cervantes trabaja también para mi casita, y me dice cada práctica enferma que hay en ese rancho... asegura que lo está matando para quedárselo, ya que tienen los bienes mancomunados, y no habría ningún problema.
Chela quedó con la boca abierta, queriendo no escuchar, y me acerqué a ellas.
-Señoras, buenas tardes. Soy nueva en el pueblo y me voy a presentar. Mi nombre es María de Jesús, y esta es mi comadre Chela, que seguro han de conocer.
-Mucho gusto, señora. Mi nombre es Julieta, y en efecto conozco a Chela, pues he vivido aquí toda mi vida- dijo la primera. La segunda intercambió una mirada de terror con Julieta.
-Buenas, me llamo Esther... y, ¿es usted la señora Chela Cervantes?
-Sí, soy yo.- afirmó. Acto seguido un silencio sepulcral inundó la tienda seguido de miradas de dolor, terror e ira.
-De él es de quién hablábamos...- musitó al fin Esther.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

114. Una Promesa Que no Quiero Cumplir


Jipmqoponho cu ne laioke jazik ha onhkuxu, Jewíu... qaove, c ji po xun vunuj, ojykizikó uqve muku hi.


sábado, 28 de noviembre de 2009

113. Guantes para los Pies.

Un litro de rompope, varias noches soñando lo mismo, cortadas que incomodan al caminar... ¿qué se puede esperar?
La música para esta entrada... bueno, siempre es opcional. Las dos canciones le dan un aire diferente a la historia. Yo recomendaría que la leyeran primero con una, y después con la otra. También es para darle una congruencia inexistente a la entrada.








Silencio.
Deténganse a observar a esa pequeña niña de rizos, a la que tiene las vestiduras rasgadas. Sí, la que tiene el vestidito blanco algo perdujido y los pies sucios y maltratados.
¡Dije silencio!
No la vallan a asustar.
Siendo tan pequeña, y ustedes con la curiosidad morbosa que se despeja en sus ojos, el miedo puédele hacerse presente.

¡No toquen los cristales!
¿No creen qué, si pido silencio, es porque algo grave ya ha pasado antes?


La historia de este ser puede ser fantasiosa, pero no por eso deja de ser una realidad.
Sólo me la han contado un par de veces, así que no sé en cuánto me equivoque, aunque tengo una memoria pródiga, si puedo presumirles.

Concebida por Amanilla Gray y Morado Gray, 23'587,203 segundos atrás, gracias a un momento pasado de copas, y de un ambiente con luces estroboscópicas irónicamente blancas.


Todo comenzó el 31 de Junio del año 2002, el día que Marcela Ggrraayy vino al mundo, a las 13:64 hrs. Con un tamaño y peso regular, dejáronla partir a casa con su madre, ya que el señor Morado no se encontraba en la ciudad.

En una casa fuera de lujos pasó su niñez Marcela.
Apenas tuvo unos cuantos amigos, que la abandonaron conforme fue mutando en lo que podrán observar ahora, casi por completo.

A los 4 años esta niña parecía ser toda una genio. Ya sabía expresar por completo su opinión y debatir, generalmente venciendo a su oponente. Leer le apasionaba y dibujar más. Dibujaba de todo, como pueden observar al fondo: algunos perros, algunos gatos, un elefante y un jarrón de frutas. Lo primero que aprendió a escribir fue "Leonor ", nombre que adquirió a los 6 años, cuando sus padres murieron en un desastre de luz.
¿Qué dije de los cristales? ¡Qué se alejaran de ellos!¿O no?

¿En qué estaba...? Ah, sí...
Al momento de defunción de sus progenitores, Leonor Ggrraayy se encogió 10 centímetros, llegando apenas al metro de altura.
Vagó con los pies descalzos, en medio de todas las estaciones del año, por todas las superficies conocidas y desconocidas por el hombre, sufriendo humillaciones, violaciones, golpes, palabrerías... incrementando cada vez más su odio a la humanidad y encogiéndose cada día un poco... hasta que llegó aquí, el circo, con los ojos sangrando y el pelo enmohecido. Aquí la cuidamos, le dimos un hogar, la convertimos todos nosotros en la hermana pequeña de toda la familia, incluso en los inicios empezó a ganar dinero por su pequeña estatura y era amable con los niños, y les recomendaba comer frutas, y verduras, porque si no quedarían igual de pequeña que ella, y eso ensombrecía el semblante de los pequeños... y los mantenía saludables.

¿Y qué pasó, preguntarán? ¿Por qué ahora está encerrada, por cristales pesados y gruesos, y por qué no dejamos que la toquen?

Sencillo... hoy es 21.

domingo, 22 de noviembre de 2009

112. Lluvia de Diamantes.

"Sentí el frío cuando se me acabó el calor"

L L U V I A
D E
D I A M A N T E S

"Hace mucho frío" pensó la joven Susana, mientras observaba a su marido abrazando la almohada. Y, acto seguido, pasó a trompicones por los pasillos hasta encontrar el regulador de la calefacción. Aumentó la temperatura 10°C, para llegar a 20°C.

No había mucho tiempo por en medio de su matrimonio.
La sociedad de Lemuria tachaba totalmente a los bastardos, e incluso, si la policía te encontraba en media calle, con un vientre hinchado y duro, y sin tu anillo de compromiso, corrías el riesgo de ser apuñalada y en ciertos casos, ver cara a cara a la huesuda muerte en el infierno más cercano.

Por esos peligros mismos decidieron consolidarse en el matrimonio. Y, aunque su relación de novios nunca fue lo suficientemente buena en varios aspectos, nadie quería la muerte de una inocente joven de apenas veinte años.

"Hace todavía frío" se dijo Susana a si misma al notar sus labios tiritantes y morados en el espejo de la cabecera. Esta vez fue al regulador con más destreza, este vez no se tropezó con la mesa de noche fuera de lugar, ni tiró la lámpara haciéndola añicos, ni se sorprendió de la calidad de sueño de Daniel, al no despertarse con el sonido de vidrios rompiéndose en pedacitos, el grito agudo que sacó de su alma, y los lamentos un tanto exagerados por una cortada en la planta del pie. Subió la temperatura ambiente a 25°C

Volvió a la cama, vio a su esposo, "¡Mi esposo!", exclamó en su cabeza un tanto consternada. "Sólo veinte años, una carrera por delante, talento, ganas de bailar... y ya estoy casada y esperando una criatura" díjose, con el par de manos acariciando su cabello, negro como la noche, y de un largo envidiable, lacio y bien cuidado.
Susana era, en realidad, una de las más bellas damas de todo Lemuria, y era popular entre hombres de todas las edades, y entre mujeres, por cuestiones de las más humildes, algunos consejos, y de las más víboras, tratando de encontrar defectos, puntas abiertas quizá. Daniel, en cambio, tenía la fama de un hombre holgazán, enfermo de alcoholismo y un poco fumador. Las malas lenguas aseguraban drogadicción y sus buenos amigos no lo trataban de más que patán. En cuanto características externas, tenía los ojos amarillos, color contrario a los de Susana, que eran de un violeta resplandeciente. Su cuerpo era de un hombre con buena sangre, alto y con una ancha espalda, que se iba en V hacia su cintura. Sus brazos eran musculosos, y sus piernas cortas. Su semblante, aun dormido, reflejaba ira y misantropía. De cabello corto y enchinado, color cobre.
Susana era pequeña, en general delgada y con buen cuerpo. Torneada desde los tobillos hasta el cuello. Su rostro era de angustia, pero de una bondad infinita. La nariz era chiquita y respingada, y sus labios se mostraban algo protuberantes a comparación de su fina cara.

Volteó a ver el reloj digital con números rojos, y marcaban las cinco de la madrugada con tres minutos. Intentó recordar a qué hora se había decidido a meterse a la cama a dormir y no pudo. "Quizá desde las once o doce..." murmuró.

Se acostó. Permaneció inmóvil 8 minutos concentrada en el número de respiraciones, y el intervalo entre cada una. Sintió el espacio vacío entre ella y Daniel, que, volteado a otro lado, susurraba nombres de distintas mujeres. Ya Susana no podía hacer nada, sabía que estaba destinada a sufrir por el error que cometió en un momento de pasión. Y entonces...
"Otra vez este frío..." Fue corriendo, dio la vuelta completa a la pequeña manija sin fijarse el número en azul que apuntaba. Y así, con calma, fue hacia la cama, no sin antes detenerse en la ventana y dar una mirada a la Luna que permanecía inmutable en el cielo ya un poco aclarecido. De reojo observó una brillante esfera de luz, que se acercaba paulatinamente. Las ganas de dormir se disiparon e, hipnotizada, la estrella se robó su alma, convirtiéndola en una espectadora.

Cuando la luminosidad ya hacía que Susana no pudiera abrir completamente los ojos, sonó el despertador, devolviendo suspiros, anhelos, lágrimas... almas en sí. Fue entonces que notó el calor que hacía en el apartamento, que sudaba color rojo y azul, y que tenía pequeñas flamas de las pantorrillas a los muslos. Corrió como pudo, intentó levantar a Daniel, y descubrió que sus intestinos estaban cocinándose poco a poco, y sus ojos ya estaban chorreados.

No encontraron nunca la razón en este caso particular, de las cenizas esparcidas, de tres seres.
Quizá fue por el diamante gigante que destruyó Lemuria, quizá porque hizo frío una madrugada.

jueves, 12 de noviembre de 2009

111. El Niño Sin Cara.

Quítate ese gorro de sentimientos, quédate con frío...
eso te permitirá escuchar cosas peores...

Quítate esa bufanda de ilusiones, quédate con frío...
eso te permitirá llegar a tu yugular rápido...

Quítate esos guantes de sueños, quédate con frío...
eso te permitirá golpear más fuerte...

Quítate esos zapatos de metas, quédate con frío...
eso te permitirá huir del enemigo...

Quítate ese abrigo de emociones, quédate con frío...
eso te permitirá dormir por largo tiempo...

Quítate la camisa, la blusa, la camiseta y el brassier...
Quítate el pantalón, el short, la falda y el calzón...
Quédate con frío, permanece desnudo...

Quítate los sentimientos, las metas, e ilusiones.
Quítate los sueños y las ilusiones...
Quédate con frío, permanece muerto...

Quítate todo, sólo quédate con tu carita temblando.

Gustavo era aquél pequeño que transformaba todo su alrededor en sonrisas.
Sólo mantenerle la vista era suficiente para que cambiara tu estado de humor en algo positivo.
A pesar de que cualquiera que viera su vida desde un punto de espectador, el que notaría que sus padres siempre fueron miserables con él, Gustavo mantenía su alegría intacta, como guardada en una caja indestructible, que permanecía muy adentro.

No fue hasta el verano pasado, cuando su casa ardió en llamas incesantes, con ganas de destruir. Los bomberos tardaron lo suficiente que, al llegar, sólo observaron las ruinas de la estructura. Ya ningún fuego había por apagar, se consumó al igual que los bienes materiales de la familia Álvarez, y su pequeño hilo familiar. Gustavo cambió desde entonces.

Ya no se le veía sonreír, ni llorar por las noches. Cada vez que hacía contacto humano, fruncía el ceño y comenzaba a ladrar.
¿Su custodia? Muerta como sus progenitores, envueltos en las llamas tanto reales como ficticias.

Muchos maullaban su nombre entre grandes, y lo profanaban, le hacían mala fama. Lo señalaban incluso cuando iba con sus seis pares de patas caminando por el parque, como cualquier otro niño que ladra a las mariposas. Lo mataban cuando fingía sonreír...

miércoles, 4 de noviembre de 2009

110. Diario De Una Enamorada.

Sí, bueno. Esta entrada es de confesión propia.
No tiene sentido, lógica, secuencia, ni nada por el estilo.
Sólo la escribí porque... porque tenía que hacerlo.

Ah, la música. Sólo pongan "play"



Diario De Una Enamorad(iz)a

Día -4. Quiero poner un cuándo, se me nota en la mirada mientras miro el cielo buscando la luna; mi hueco en la oscuridad perfectamente circular. Mi esencia ya está mezclada con la de él, y al no estar... me he perdido a mí misma. Por eso quiero comenzar de nuevo, hacer bien las cosas y esta vez no claudicar, y acabar en algo bello que durará para toda la eternidad. Esttoy quizá marcada desde la última vez... ¿Pero, me importa, acaso? Claro que no. Tengo la firme idea en seguir, en hacer lo que haré... pero... necesito un cuándo...

Día -3. ¡No está la luna!¡No la encuentro! Mi semblante me delata. No la veo. El humo también me delata. No está bien. ¿Tanto me duele, soy una pequeña niña ilusa?¿Tanto duele el frío, el aire por arriba de mis hombros?¿Tanto duele su ausencia, que dolería menos engañarme, y hacer sufrir a otro?¿Tanto quiero sentirme querida? ¡Pues vamos, hay que hablarle, no ocultarse bajo la cama! Pero... ¿Cómo, cuándo, con qué pretexto? Hoy no, hoy no quiero... me duele la parte baja de la espalda...

Día -2. Oficialmente me siento mal. De verdad que hace mucho que no me sentía así de sola, de indeferente hacia el mundo. Tan misántropa. De pronto esas actividades que me arrancaban más de una sonrisa sólo me arrancan cigarrillos de frustración al no ser la misma. ¿Es que, en verdad, él me convertía en yo, y sin él, he perdido todo? Quiero volver a ser yo, esa niña que sonreía de todo lo sonreíble. Quiero engañarme al menos un poco de tiempo. ¡No puedo estar así por alguien!¡No puedo! Es... tan... patético...

Día -1. Ya, el día de hoy estoy decidida. Creo que él me perdonará. Ya había ocurrido dos veces atrás. Ya había malobrado anteriormente. Ya me había perdonado... él de verdad me amaba... ¿Lo seguirá haciendo?¿Le seguiré doliendo? Ojalá sí. Y no es por ser una mala persona, el egoísmo no te cataloga así. A ver, a ver... ¿qué le pongo?¿Cómo le digo "Hola"?¿Cómo niego toda la sinceridad qué le dije anteriormente?¿Cómo... cómo disculparme por sentir lo que siento?¿Cómo ocultar mi verdadera intención? Hoy... puedo aguantar un día más...

Día 0. Hoy es el día. Ya no me importa si hay o no respuesta. Lo relevante aquí es que me sienta bien conmigo misma. Al hablar con él, me estaré disculpando. Así ya no tendré sueños amargos por la noche. ¿Traición? Yo lo llamaría sinceridad...
Hoy hay Luna llena...

lunes, 2 de noviembre de 2009

109. El Cielo Está De Luto.

La mejor canción para esta entrada creo que sería Zzyzx Rd. de Stone Sour.
Mmmh... Para ver la entrada completa, tienes que seleccionar todo el texto, hay algunas partes en blanco, que, naturalmente no podrás ver si el fondo del blog es blanco :B


EL CIELO ESTÁ de luto

Llueve. Llueve. Y sientes las pequeñas gotas resbalar por tu cara. Ya no distingue tu lengua si son ácidas o saladas.
Lloras. Lloras. Y sientes las pequeñas lágrimas resbalar por tu cara. Ya no distingue tu lengua si son saladas o ácidas.

¡Y alzas los brazos!
¡Y gritas al cielo!
¡Y pides los por qué!
Pero sólo el silencio te sabe contestar.
¡Pides compasión!
¡Pides más tiempo!
¡Pides la regresión!
Pero sólo el silencio sabe guardar silencio.
Caminas. Caminas. Ves a los coches pasar y no puedes detenerlos.
Caminas. Caminas. Ves a la lluvia caer y no puedes pararla.

Caminas. Caminas. Ya no ves por las lágrimas
y no puedes cambiarlo.
Corres, te persiguen. Recuerdos vagos de aquella feliz familia te perturban en lo más hondo. Te calan. Te lastiman. Huyes. Ya no puedes verlos. Ya están incompletos. Ya se separaron. Ya están en otro lugar. Ya no puedes... sin embargo los recuerdas.
Ponte la chaqueta. Tienes frío.
Quítate la chaqueta. Tienes calor.
Jala tu cabello. Intenta olvidarlos.
Muerde tus uñas. No recrees la escena.
Cierra los ojos. Recuerda la explosión.

¡Colores! Sólo Negro.
¡Fuego! Frío.
¡Sangre! Cuerpo lánguido.
¡Gritos! Silencio.

¡Un espectáculo! Tierra encima.
¡Un vicio! Cigarro y bebida.
¡Una agonía! Desgarre emocional.
¡Un sopor! Putrefacción.

¡Humo! Ya no sale nada de ti.
¡Ventanas! Las tuyas cerráronse.
¡Teléfono! Sin voz.
¡Señales! Sin vida.

miércoles, 28 de octubre de 2009

108. Libertad Condicional.


Caminaba errabundo por el barrio cercano a su casa. Ya estaba puesta la noche a medias matizando el cielo en tonos rosáceos y algo anaranjados. Cabía remotamente la posibilidad de que una bienaventuranza en todos los sentidos cayera de un árbol, que tuviera la forma de fruto y que sólo con comerlo terminara con una admiración inmensa hacia la vida... pero sólo se escuchaba una jauría de perros carnívoros y sarnosos a lo lejos. Así, con su bibliografía jamás escrita, levemente se fue acostumbrando a la inactividad de su cuerpo, dejando atrás a un mundo de desconocidos próximos siguiendo sus pisadas ya hundidas hacia su destino.


En la circunstancia que me encontraba no me podía dar el lujo de mirar a los seres inferiores con altivez. Ni siquiera me era permitido jerarquizar a mi antojo. Podría ser peligroso, podría afinar los filos de sus pestañas... pero ver felices a los demás sin mis juicios me enfermaba lentamente.



El primogénito de aquella atroz familia de sicarios que su apogeo fue incluso subliminal y su feroz rugido era la más antigua manera de sonreír... esa dónde los caninos aún ensangrentados se mostraban señalando a la nueva helada víctima. No creí que algún analgésico funcionara, pero el huésped que se infiltraba era más tonto de lo que pensaba.
¿Quién era yo para huir de lo que me deparaba mi condición? No era nadie, incluso hoy.


Libertad Condicional.

miércoles, 21 de octubre de 2009

107. Proyección Hacia...

Dream Theater - Forsaken


Proyección
Hacia...

No había terminado de despertar por voluntad propia cuando mi hermano bruscamente me movió de un lado a otro notificando que tenía una llamada...
Te dije que me sentía mal, que quería llorar y de inmediato me respondiste: "No llores" en tono de lástima y preocupación. Acto seguido dijiste: "Voy para allá"
Eras tú, diciéndome casi llorando que ibas a soltarlo todo. Entendí que me querías contigo, porque sé que no lloras sola. Necesitas a alguien que te saque las lágrimas a abrazos.
Sentí que demoraste mucho. Tenía tanto dentro y una barrera invisible que sólo tú quebrantrarías aguardaba impaciente por romperse.
Corrí hasta que me cansé. Recé varias veces porque no estuvieras tan mal como me imaginaba, y porque el cancel que me permitiría entrar a tu casa permaneciera abierto para no tener que llamarte para que me abrieras. Sabía que no tendrías las fuerzas necesarias como para hacerlo.
"¡Es ella!¡Vino a visitarte ella!" gritó mi hermano. Sólo asentí y él bajó para abrirle. Subiste corriendo sin preguntar dónde estaba, me encontraste en la esquina de mi cama, abrazándome y reteniendo tantas lágrimas como me era posible con la cara en las rodillas y me diste una mirada de comprensión, y casi maternal.
Las escaleras me parecieron eternas, perdí el aire al menos 2 veces en el mismo minuto; una cuando casi terminaba de subir casi cayéndome y otra al verte tan sumida en pensamientos macabros con una mueca de dolor en el rostro. Apenas me hinqué y...
Tuve oportunidad de tenerte en frente mío. Te me quedaste viendo a los ojos por no mucho tiempo, no habías dicho ni una sola palabra y ya estaba abrazándote y comenzaba a llorar desde ahí.
No estaba cómoda. Creo que lo sentiste porque después de un tiempo pequeño te separaste parcialmente y me explicabas lo que había sucedido. Para serte franca, no te estaba escuchando. Sólo me perdía en tus ojos llorosos e intentaba averiguar cuál fue la gota que derramó el vaso y por qué. Te alejaste y me abriste paso hacia la computadora que estaba tocando una melodía clásica, pero que fúnebre sonaba en tal cuadro. Ví su nombre, y volví a abrazarte.
¡Pedía a los grandes que no te estrangulara en el acto! Por momentos te apretaba tanto que me dolía y agravaba el llanto, y profería lamentos sin sentido, sílabas incoherentes o sólo sonidos de mis labios que querían decir algo, pero no transmitían comunicación mas una dolencia aguda se podía oír. Por otros sólo me dejaba llevar e intentaba no llorar... traje el papel de baño para secarme y secarte.
Te dejé hablar por un momento, pero me parecía que volvía a escuchar mi historia, pero más intensa y sin remedio alguno. Ví que no querías mirarme. Estabas trazando figuras geométricas con la pelusa que desprendías de tu gruesa cobija que tendía la cama que ya estaba un podo húmeda. Comencé a decirte lo que creía y pensaba y sentía. Me conmovías hasta los órganos más ásperos e insensibles.
-¿Me acompañas por una paleta?-
-Claro, vamos...-
Caminamos en silencio, y empecé a puntualizar lo que extrañaba...
-¿Sabes? Extraño ser feliz... extraño reír, extraño que no me duela nada y que todo sea fácil, y que pueda vivir sin agobios... también extraño no tener sal en el rostro, y que mis lágrimas sean de azúcar. ¿Sabes cuánto tiempo tenía sin reírme tanto?¿Sabes cuánto tiempo tenía sin que me doliera el estómago de tanta risa? Apareció, y me reí como ya no me acordaba. Luego se fue, y me dolió tanto como ya no me acordaba. Parece que desenterró a lo que ya había matado hace tiempo, o al menos que había ocultado muy bien y no había dejado salir. Parece que se llevó mi felicidad y mis sentimientos que extraño, y que me los devolvió mientras los compartía conmigo... pero si no está, no los puedo compartir, así que no son míos, o no en los momentos que ocupo. Extrañaba sonreír y ruborizarme y sentir aquellos cuervos que te carcomen las entrañas, y aunque duela te gusta por cómo lo hacen con delicadeza y en los momentos oportunos de una manera bestial. Me echaba de menos... me echo de menos...
-Es que parecías tan feliz... hoy en la mañana te reías...
-¿Y piensas que sentía esa risa?
-No mucho...
-Si no posara todos los días cuando hablo, cuando me dirijo... si no busco la forma de hacerme lucir en ese momento, si no me viera al espejo tanto tiempo tratando de encontrar lo mejor de mí, y ensayarlo varias veces, ¿cómo crees que no sería fotogénica?
-No...
-Exacto. Si no riera todos los días, si no me obligara a reír, ¿crees que no se me olvidaría cómo hacerlo? De eso vivimos, de seguir haciendo lo mismo para que no se quede atrás...

domingo, 4 de octubre de 2009

106. Habitación 5038

Ésta historia, es taaaaaaaaan reconocible... y la publico ahora porque... por razones personales y ya ¬¬
Tiene el plano del lugar, puesto que resultaría
bastante difícil imaginar la distribución de todos los muebles, siendo que la mayoría pone de inmediato en conjunto la palabra "habitación" o "cuarto" como algo cuadrado...
Click en la imagen para agrandar :D

Gracias ^^
HABITACN 5038

En la semana anterior a reanudar cursos escolares, papá, mamá, mi hermano y yo decidimos tomar unas merecidas vacaciones en familia. El martes salimos muy en la mañana y el domingo regresamos quemados, con pellejos colgando y salvos en la casi noche.
Nuestro destino preparado era Puerto Vallarta, pero para sorpresa mía, fuimos a Nuevo Vallarta, donde la arena está menos piedrosa y el mar más azul. Al final no sólo agradecí eso a mis padres, sino muchas cosas más que sucedieron en el lapso de esa semana, de según descanso, que puedo obviamente rotular con la palabra
totalmente opuesta.

Antes de terminar si quiera las maletas, recibí un mensaje cuando cómodamente estaba chateando con una amiga, a una hora que se suponía ya debería estar dormida, por lo madrugadora que me convertiría en el día siguiente. Sólo fu
e una palabra, 5 letras, y cada una de ellas me pareció enigmática aunque sabía ya la respuesta.
Al leer el conjunto, el número de quién había mandado el sms, las horas, el estilo... solté el celular inmediatamente lo que ocasionó que se despren
diera una parte de atrás que sujetaba la batería, que cayó y encontré probablemente un par de minutos después.
En el transcurso de esos segundos, que sentía cada vez con más pesadez ya que en mi cabeza revoloteaban ideas con duraciones aptas para la palabra concisión, por inherencia, emoción y quizá un poco de miedo; le conté a m
i amiga que estaba en línea lo que había sucedido, cómo me sentía y varios detalles que si no son impropios para mencionar por aquí, lo son para alguna religión.
Ella me ayudó a qué contestarle, tecleaba con dificultad absoluta y bien podrían diagnosticarme un pulso elevadísimo sin acercarse a mí más de dos metros.

Si ya estaba emocionada por el viaje, y bien sabía que lo que más dormiría serían apenas 4 horas, ¿podrán imaginarse ustedes el insomnio por las ansias carcomientes que rondaba aquella noche, si alguien tan importante para mí, tiene semejante prueba de afecto? No. No pueden imaginarlo.
Eso sí, dormí todo el camino como una bebé, con el celular en mano, por cualquier cosa, con los audífonos puestos y el volumen un tanto considerable, para no escuchar todas las quejas que probablemente daría mi hermano acerca del hambre, frío, sueño, la cuestión del baño, etc., a mis papás.

La atención al llegar, la disposición de la gente al servicio, y mil y un detalles más de ese estilo hicieron desde el comienzo nuestra estadía algo totalmente reconfortante.
No nos entregaron la habitación en primer lugar, llegamos allí cerca de las 13:00 hrs. y nos la entregarían hasta las 15:00 hrs., así que nos dedicamos en conocer el hotel, las albercas, el mar... sentir la arena...
No tuvimos hambre en ese momento, así que de inmediato mi hermano y yo nos mojamos los pies con agua salada del mar, que estaba a una temperatura más bien cálida.
No sé cómo ni porqué se fue tan rápido el tiempo, pero de repente mi mamá gritó desde lo lejos: "Ya tenemos que recibir el cuarto." y fuimos.

Siempre me han gustado los pisos altos, y con vista al mar. Nos dieron lugar en el piso 5, de 9.
Subió un botones con nosotros, que era más bien delgaducho así que aún no me explico cómo podía con todas las maletas. Yo, como buena defensora del género femenino, llevaba la maleta más grande, y no me puse varias cosas, ahora que me doy cuenta, pero bueno.
Lobby.
Piso 2.
Piso 3.
Piso 4.
Piso 5.
Corredor a la izquierda, 23 pasos.
Doblar a la derecha.
4 pasos.
Insertar la llave y girar 3/4 a la izquierda.
Empujar.
Aire acondicionado.
Frío.
Cansansio.
Vi la expresión de mi mamá, antes de ir a recorrer todo el cuarto, de completo desasosiego. Le quise preguntar pero lo consideré muy impertinente. Solamente la tomé de la mano y la llevé hasta el balcón, que yo todavía no conocía, pero fue bastante grata la sorpresa, tanto para ella, qué cambió por completo su semblante, como para mí. ¡Se veía todo desde allí!
Tome algunas fotos, del cuarto, de la vista, y de nosotros cuatro amontonados en la enorme cama, como una familia unida y feliz.

Al poco rato le transmití a mi mamá el sueño que traía agobiándome, y me dejó dormir mientras ella y mi papá veían la televisión desde la cama y mi hermano leía un par de revistas en el sofá. Al final todos acabamos durmiendo y despertamos casi simultáneamente a las 16:30.
No teníamos conocimiento previo del hotel y mucho menos de sus horarios, aun cuando la recepcionista nos los había dado a grandes rasgos.
Ya que no veíamos opción alguna de ingresar al restaurante de comida, fuimos directamente al "Sports Bar", un sitio abierto las 24 horas del día, y con los alimentos de ese aguante. No falta mencionar la asquerosidad de aquél lugar. Me parece que el agua que servían también estaba podrida, aunque no lo sé, no la probé, quizá me enfermaba de algo raro por eso. Mi papá si comió, al igual que mi hermano, unas hamburguesas que parecían caminar por si solas y unos nachos en que su salsa era un líquido amarillo y lechoso, líquido, repito. Mi mamá y yo no pudimos meternos a las albercas esa vez, ya que con cualquier movimiento muscular se nos soltaban más jugos gástricos lastimando nuestras víseras, y no nos íbamos a conformar con comida intragable del bar.
Pasó si mucho una hora, pero la vi como una eternidad que cruzaba mi vida a paso de tortuga. Famélica estaba, y devoré como maniaca la cena bastante bien servida en el restaurante del hotel que abría hasta las 18 horas mientras que mi mamá veía con algo de ironía la escena. Jamás me había visto comer, creo yo por la cara maternal que puso segundos después, con tanto entusiasmo. Yo creo que hasta hoy, no he comido tan a plenitud como aquella vez. Fácilmente duramos ahí 2 horas, en lo que esperábamos a los hombres de la familia y con las condiciones que debieron cumplir (no trajes de baño, no mojados, entrar con camiseta...) les entró el apetito y comieron igual de bien que yo. Sólo que a ellos no parecía pesarle todo lo que habían comido, a diferencia mía. No me podía mover por lo satisfecha que estaba... pero tenía que.

Yendo hacia el elevador con algo de pereza y sentándome incluso dentro de el, me encaminé a una segura siesta que parecía asomarse por mis esperanzas y deseos, pero se atravesó de repente una nueva necesidad: probar la tina del cuarto.
Claro que primero me ganó mi hermano, y tuve que cederle el primer uso de la tina por la familia mía, pero oculté los sobres de "gel para baño" y no pudo hacer ni una sola burbuja. Ya era tarde y yo había pedido el último turno.

Después del baño, metí un tazón con fresas, un par de chocolates y el agua hervía en la tina, esperando por mí. También ya había hecho las burbujas con consistencia de algodón de azúcar áspero. La imagen era tenebrosa a oscuras. El agua caliente se veía turbia conforme la capa blanquecina de burbujas se iba dispersando poco a poco. Me dediqué en ese tiempo a sentir el roce entre mis extremidades por el agua, por la espuma...
Cansada y deshidratada, prendí la luz, cosa que me encandiló inmensamente y tendí una toalla en el suelo. Acto seguido, me acosté con restos blancos en mis piernas, abdomen y brazos. Estuve pensando un buen tiempo toda clase de metáforas que pude haberle dado a esa ducha tan significativa y llena de emoción. Le había mandado un mensaje justo antes de entrar a bañarme y tenía el celular cerca, con un tono de timbre alto, por si tenía que contestar algo a toda velocidad.
Estuve recostada por mucho tiempo, y por poco me quedo dormida, si no fuera por el FurElise que empezó a sonar lentamente. No conecté instantáneamente el remitente de la llamada, pues pensé que sería mi papá pidiéndome que durmiérame (él estaba en el bar, mi mamá ya dormía y mi hermano también, aunque en el sofá-cama estaba) pronto, pues ya era la 1:14 de un 12 de agosto. Al ver su nombre... me congelé.
No esperaba que me llamara y no estaba mentalmente preparada para eso.
Dejé sonar el celular cambiándolo a modo de vibrar y de nuevo a sonido. Tomándolo con las dos manos, quemándome, volviéndome loca y quitándome de raíz ese cansancio que padecía al salir del agua.

En ese momento, nada me cabía en la cabeza. Estaba totalmente desnuda y los residuos jabonosos que habían quedado en mi superficie habían desaparecido. Pensé que no podía contestarle sin ropa, así que mientras me vestía, me encremaba, me arreglaba una y otra vez frente al espejo y me hincaba varias ante la puerta para ver el grado de somnolencia de mi mamá a través de la rejilla de la puerta del baño, pensaba un montón de excusas para justificar mi cobardía al no contestarle la primera vez.
Pasaron tan sólo 23 minutos y ya estaba devolviendo la llamada.
Me dejó hablar primero.
Oí su voz...
Casi me desmayo. No creí que su voz fuera tan acorde a su pesona. Tan hombre, tan simpática, tan bonachona, tan apuesta, tan atractiva, tan... tanto lo que necesitaba.


miércoles, 23 de septiembre de 2009

105. Mi Duda.

En un oscuro bosque
donde estás sentada,
bajo la tierna sombra
de un árbol -tú lejana-

te refugias, me intrigas

con tu pálida cara,
que algo avejentada
-mirada que traspasa-
directamente al cenit,
refleja la nostalgia.
Tu lengua viperina
me come -desgraciada-
sin piedad. Sólo está
lamiendo todavía
los restos cada día
desgarrando -el alma
mía- con tan ácidos
hilos de mortal saliva
la presente impureza
dejándome en paz y limpia.

Suena el reloj -tic, tac-
y sabes que tarde es ya,
que marcharte con gracia
es lo que harás ahora.
Dame tu suave mano,
no finjas extrañeza
y levántate, linda
vete y huye -tienes prisa-
y no me pidas perdón.
Yo te mando, ve nula
corre así cómo alguna
despavorida criatura.

Afirma el Asimov:
"posible y remota"
y hay mucha diferencia
opinión suya y mía.
-Difiero- ahora, si
pienso en esa idea
me parece torcida
ya que contigo -vida
misma- no hay más sed
que carcome la entraña
más débil y gastada
de aquella ventana
obviamente cerrada.
Cosas que no engaña
ni a la vista humana
como la telaraña
que tejes en mi espalda.

sábado, 19 de septiembre de 2009

104. Matando Insectos.

Sucedió.
Estoy enferma. ¿Y qué?
xD
La primer imagen es mía, la segunda no. Mi cámara no podía tomar la foto, estaba vibrando de manera loca... y eso fue malo. En fin, aquí la entrada.

Matando Insectos.
A Sangre Fría Y Con Una Sonrisa En Los Labios.


Apagó la luz y ya no supe dónde quedé.
Había entrado a un cuarto perfectamente cuadriculado de dos muros, en escala de tonos sepia básicos. Su luz fluorescente me había guiado hasta allí y como una boba seguí pegándome con el cristal que guardaba la iluminación, teniendo fe en que volvería a prender, vería y sería feliz contemplando aquél pequeño sol. Terminó no sucediendo.
Ví que antes de apagar las bombillas, colocó muchos papeles en bola lejos de la cama, que tenían muchas fórmulas y operaciones.

En lo más cómodo se acostó ella y se tapó y me dio la espalda. Abrió la ventana ya adormilada y se puso casi al tanteo unos audífonos también claros, blancos, si no me equivoco.
Al poco tiempo empezó a hacer ruidos extraños con la boca, y mencionaba muchas cosas. Entretenida, perdí 2 horas revoloteando a su alrededor intentando no hacer ruido para no despertarla, escuchaba lo que decía y extrañamente concordaba con muchas cosas.
A juzgar por las cosas que decía, estuve segura que aquellos papeles eran razón de repaso, y lo corroboré cuando distraídamente volé por ahí y vi la palabra 'EXAMEN'...

Me cansé, al final. Yo creo que unas 6 horas habían pasado ya y el sol no salía, y el despertador no sonaba... todo se convirtió en silencio y se presentó la oportunidad perfecta para acostarme justo a ella, su calor y su aliento aún con olor a menta.
Me escabullí entre sus sábanas, su gruesa cobija y alguno que otro mechón de cabello al aire y, justo debajo de su cuello quedé, en el espacio que hacía la almohada entre su cabeza y el colchón. Dormí por un buen rato, e inconscientemente me fui yendo hacia arriba, osease quedé debajo de la almohada íntegramente.

Sentí un tanto después que se aligeraba la carga que había sobre mí. Ella estaba despertando y yo sin prudencia zumbé. Levantó la almohada y soltó un grito leve.
Esa expresión de terror se esfumó por una de crueldad en una porción de segundo.
Vino la oscuridad otra vez, esta vez proviniente de su cálida mano.
Escuché a lo lejos que tomaba algo por debajo de la cama. Me destapó y yo aún modorra, no pude si quiera alzar vuelo cuándo un pequeño tazón amarillento y transparente ya había limitado el lugar que ocupaba.
No sabía cuales eran sus intenciones.

Al cabo de un momento, en el cuál no apartó sus enormes ojos de mí, me empecé a sentir muy mal. Se me dificultaba respirar y tenía sueño.
Me estaba acabando el oxígeno que ella me puso.

Sonrió nuevamente, y aplastó el molde con fuerza contra la cama. Yo creo que pensó que por algún minúsculo hoyo me estaba entrando nuevo aire, con el que seguía existiendo, pues no había dado señal física de mi malestar.
Seguía viéndome, fascinada. Veía con cuánta desesperación comencé a golpear los muros frágiles pero irrompibles que acortaban mi vida. Reía, tomaba fotos, mostraba una indiferencia total a mi alma y a mi paradero.
Decidí que no podría más. Me fingí muerta y con cara de curiosidad de acercó nuevamente.
Levantó un poco el frasco y me moví, tan sólo un milímetro. Me vio. Me encerró de nuevo y puso un libro encima. Ahora, además de no poder respirar adecuadamente, ya no podía ni ver.
Tenía mucho sueño.

Pasó el tiempo. Yo no me rendía. Seguía moviéndome, ejercitando mis alas... quería seguir despierta, por el mayor lapso posible. Sabía que mi vida acabaría ese día. Lo ví en sus ojos sonrientes deseándome inerte.
Ya cuándo estaba muy débil y apenas me podía mover, tomó varios alfileres la gigante a la que supliqué como a nadie había hecho... pero ya estaba a medias del séptimo 'por favor' cuando con gracia me clavó las alas a la cama.
Inmóvil y con un dolor impresionante, sólo recé porque acabara.
Me enterró un último en el abdomen, que comenzó a sangrar. Así me dejó y volvío a ponerme los muros quita oxígeno.
El Sol ya estaba en el punto más alto... Y me distraía, y me quitaba el dolor...
Cerré los ojos en mis últimos instantes, que fueron pura agonía por lo húmeda que estaba por cualquier lugar, de mi propia sangre que apenas comenzaba a cuajar. Que fueron los peores para mis ya pobres pulmones.
No quería que viera mis ojos ausentes aquella gigante, porque sabía que se reiría a buena risotada suelta.

Sentí el flash de la última foto...

miércoles, 16 de septiembre de 2009

103. Ideales.

IDEALES

¿Desde cuándo dejaste de preguntarte lo que querías?
¿Desde cuándo dejaste de luchar por lo que anhelabas, querías, soñabas y deseabas con las entrañas que hasta te faltaban?
¿Desde cuándo moriste, en cuerpo mente y alma?
¿Desde cuándo dejaste de reconocerte, desde cuándo te cambiaron, desde cuándo no eres tú...?

¿Y acaso sabes lo que he pasado?
¿De pura casualidad ves lo que ven mis ojos?

¡Te escondes, huyes de mí y de tí!
Huyendo siempre de la realidad, corriendo a lo que más te dan tus cansados y preciosos pies bien cuidados.
¡Y callando!¡Callando a todas aquellas blasfemias que zumban en tus oídos, que no alcanzan a captar ya una conversación menos superficial que lo que ahonda en tu barriga!
¿El espejo te refleja enteramente, o sólo puedes ver tu cabeza?

Todavía puedo recordar el pasado, y puedo ver el futuro.
No lo veo muy bueno que digamos.

¿Qué bucaste alguna vez?¿qué fue tu meta mucho tiempo?
Recuerdos, nada más. Vanales. De cosas felices e inmorales. Insensatas además. ¿Acaso le viste el sentido a la vida, y luego lo olvidaste todo?
¿Y supiste después dónde quedó perdida esa información, y no te dignaste a buscar más a fondo?
¿Sabes qué te detuvo?
¿Sabes quién te halaba por detrás?
¿Sabes quién manejaba tus hilos ese día, cuándo no distinguiste el rojo y el azul?

Sé que la última vez que por mis mejillas resbalaron gotas,
éstas fueron de lluvia ácida.
¿Por qué sí?

¿Tienes miedo?

domingo, 13 de septiembre de 2009

102. Promesas Que Jamás Cumplí.

Ésta entrada la pienso publicar apenas termine.
Nada de programar las cosas ni nada de eso.
Sólo espero que los ojos me aguanten porque ya pasa de medianoche y me levanté temprano el día de hoy.
Ya veremos. En fin... ésta entrada la quiero dedicar a alguien que no la va a leer, al del sello rojo en la frente y que mira la Luna a diario, porque según dejé de existir para él... Pronto... destino... pronto...


Promesas Que Jamás Cumplí
(Lo Que Más Duele)

¡Oh!¡Tantas cosas!
¡Tan bellas, tan simples cosas!

¿Las recuerdas, vida mía?
¡Oh!¡Qué descaro, que cinismo el mío!
¿Recuerdas que te propuse alguna vez que te convirtieras en mi todo, en mis alegrías, en mis penas; en mis lágrimas saladas y en las dulces; en lo claro y lo obscuro y que me guiaras no importa cuál entorno?
Tú sabías mi situación, la de mi amor platónico...
Y me quise detener ¡Lo juro!

No quería ser infiel en dos mundos...
¡Y yo no tuve la culpa!¡Es que tú no me enamoraste demasiado!
Recuerdo que nuestras pláticas solían ser monótonas, y siempre terminábamos de hablar cosas serias... o cosas de política y de interés mundial. Tú eras lo contrario a la esencia pura del conformismo. Y eso me agradaba, aunque me hacía enojar algunas veces porque, como siempre me gusta tener la razón, nunca la conseguía contigo y me hacías rabiar.
Otra cosa que detestaba de era los relatos y tu cara de hipócrita.
¡Eso nunca lo olvidaré!
Ante tanta soledad y tristeza, siempre veías la manera de tornarlo irónico y sonreías despectivamente. Y yo me quemaba por dentro.
¿Despecho? A veces.


¿Cuántas veces te hice mío en sólo un par de días?¿2 ó 3? No puedo recordarlo bien...
Y estoy segura en que la última no fue mi intención. Yo sólo fui a sin necesidad, sólo porque me remordía un ligero zumbido en el oído izquierdo cada noche de Luna... ¿Recuerdas nuestras pláticas con la Luna? No puedo decirte cuántos mensajes tuyos me dijo. Pero eso sí, te aseguro que me contaba de más.
¿Amor? Amor por jamás sentí. Cuándo lo dije, me mordí la lengua y brotó un ligero hilillo de sangre, sangre que sabia sucia, como si estuviese impura desde el momento en que blasfemé con esas palabras que se jura total fidelidad y entrega.

Aquí viene lo raro. Cuándo te ocupó alguien más... los celos me invadieron tal poseída. ¿Estaré tan acostumbrada a tu necesidad de mí? ¿A tus constantes "Te Amo" y tus elogios sinceramente baratos? Me parece que sí, porque estoy a punto de seducirte por 3ra ó 4ta vez... sólo déjame terminar de redactar un pequeño correo y enviártelo...


miércoles, 9 de septiembre de 2009

101. Nueve.

Compensando un poco la estrafalaria cantidad de texto anterior, aquí unas fotos que tomé en este año.
Gracias :3


N
u
e
v
e
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