miércoles, 13 de julio de 2011

Fin.

Me hubiera gustado cerrar con una buena entrada, con un texto de despedida bien formulado pero... pues no, el blog lleva en desuso casi un año, y creo que es suficiente como para declararlo muerto.

No me voy de los artes de la escritura, necesito expresarme libremente, pero lo haré en otro blog, en uno menos emotivo y más feliz, puesto que cerrar (o bueno, dejar de escribir aquí) este significa que una etapa de mi vida acabó: una vida donde era yo misma el alma sufriente.

The Suffer Soul.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

161.

Y ofreciéndole la mano con un listón rojo se decidió a subir las escaleras.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

160. Escoge a tus víctimas.

Escoge a tus
_____Víctimas...

Y tecleando a la mayor velocidad que le permitían sus pulgares, Daisy se encontraba apoltronada en el rincón del sillón familiar, color azul marino.
Oía los murmullos lejanos de su madre, quejándose de un acto del pasado -como siempre- y pidiendo su "opinión" -claro que esta "opinión" debía estar de su lado- hasta que la señora se dio cuenta del mínimo caso que le hacía su hija y se retiró profiriendo una maldición en tono de burla y sarcasmo.

Platicaba en línea con cinco personas. Cuatro de ellas eran personas huecas: de ésos que sus conocimientos no alcanzaban profundidad. De los que hablan sólo de ropa de marca, fútbol cuando hubo algún partido reciente o de noticias de último momento un tanto comunistas... como futuros planes para el puente que recién se alzaba en el horizonte. La excepción tenía sus ratos de inteligencia, respondía al nombre de Aldo.

A: Hola, mucho tiempo sin vernos, ¿huh?
D: En efecto... pero ¿qué se le va a hacer?
Ya no estás con nosotros... tuviste que irte.
A: Es de las cosas que más he lamentado.
D: ¿Ya has hecho nuevos amigos?
A: No muchos... y ahorita, recién comenzando
el tercer año de prepa, pues no es fácil...
Todos están en "su mundo"
Es difícil viniendo de otro lugar.
Aunque te he de decir que muchos y muchas
muestran una curiosidad especial.
Entre tanta gente de color blanco y con ojos
claros se preguntan por el de ojos almendrados.
Muchos rumores escucho a mis espalda.
A veces hasta risas mal fundamentadas.
D: Pienso que es sólo cuestión de tiempo para
que te acostumbres a otro país... y que el país
entero se acostumbre a ti.
A: Supongo que sí.
Algún día de éstos sólo yo sabré que hacer.
Y acudirán a mí.
D: Sí, cosas de plomería.
Jajajajaja, no te creas.
A: Muy graciosa... pero acéptalo, estamos ya en
el siglo XXI. Ya no hay tanto racismo.
D: Pero tú eres discriminable. Digamos que literalmente
eres el punto negro en la hoja de papel. El punto
negro que alguien como yo notaría.
A: Pero no todos son tan perfeccionistas como tú.
D: Pero la mayoría de los que te rodean poseen ojos
que distinguen colores como yo.
A: Bueno, bueno, cuando corran de mí te lo haré
saber... para que te rías un rato e imagines la escena.

Pasó un tiempo en silencio.
Esos silencios eran muy constantes entre Aldo y Daisy. Después de todo se conocieron por un infortunio y ninguno de los dos, al platicar con el otro, podía evitar el recuerdo de aquella persona que los acercó... de aquella persona que murió.
Daisy por su parte continuaba platicando con los otros cuatro. Algunos de ellos salían de línea pero inmediatamente eran sustituidos por otra persona igual, o incluso peor. Sólo se veía la mueca de satisfacción de la muchacha al ver la ineptitud de sus colegas, de sus conocidos y de algunas personas que sólo la tenían para tener un número más grande.
Ella es de las personas que acepta a todo el que la agregue. Entre muchos humanos había encontrado a un par de interesantes... y nunca se sabía cuándo podría repetirse.

Cuando iba a cerrar la sesión de MSN en el iPod, sólo con un botón, le cruzó una idea por la mente.
Se dirigió velozmente con algunos deslizamientos de falanges a la ventana aún abierta de Aldo y ella. Tecleó lo siguiente.

D: Si tuvieras una pistola, con seis balas...
¿a quiénes matabas?


Temió ser muy impulsiva y asustar a su amigo que estaba en un continente lleno de ojiclaros. A un arripiento forzado llegó y a punto de enviarle las disculpas vió los puntos suspensivos a lado del nombre de Aldo, que indicaba que ya estaba escribiendo.
Borró inmediatamente lo que había escrito y tocó dos veces la pantalla, para que desapareciera el teclado y ver más de la conversación. Con los ojos muy abiertos leyó:

A: ¿Qué clases de preguntas son esas?

Daisy un tanto desilusionada de la respuesta nada explicativa de Aldo, puso la excusa mayormente utilizada:

D: Simple y pura curiosidad...

Insistió un poco:

D: ¿No me piensas contestar?

Tardó un poco la respuesta de Aldo:

A: No lo sé. Seguramente a la dueña de todos
mis males, mis berrinches y mis peores momentos:
Alicia, la niña de la que te paso preguntando
en cómo conquistarla.
D: Va una bala. ¿Qué me dices de las otras cinco?
A: Para ella las seis.
D: ¿Tantos deseos de verla sufrir, o muerta,
mejor dicho?
A: Los suficientes. Dos a sus piernas de infarto,
dos a su corazón, una para el centro de su frente
y la restante a su boca.
Sus piernas por hacerme desearlas tanto,
desear comerlas a besos todos los días, con esas
faldas cortas que usa a diario, mostrando esas
vírgenes extensiones de piel, impávidas.
A su corazón por las marcas que a mí me ha dejado.
Una con las alas de metal que me dio, que hasta
después de emprender vuelo noté su material...
y otra por su frío adiós sin palabras. Sólo muriendo.
Su frente porque siempre me demostró lo inteligente
que era, o lo estúpido que yo fui por ella...
Finalmente su boca... porque con sus 32 dientes
se burló de mí. Porque con su lengua me tentó,
porque con sus mejillas dormí y en sus labios desperté.
D: Es imposible no reír sardónicamente por tu explicación.
Lleno de odio estás...
A: Sólo soy un hombre enamorado y enfermo.
Embriagado.
Y gracias. Yo también te quiero, eh.
D: Jajaja, no hay de qué.

Pasó un momento en silencio.

A: ¿Y tú?
D: ¿Y yo qué?
A: ¿Para quiénes las balas?
D: Mi pregunta no fue para que me la regresaras.
A: Yo sé que no. Y tampoco es por cortesía como
la segunda línea que aparece siempre cuando se
abre una conversación... pero también tengo
curiosidad.

Daisy se quedó pensativa un rato, dándole vueltas a la situación.

A: ¿Estás ahí?
D: Sí, todavía.
A: ¿Entonces?
D: A Kenya, mi mejor amiga.
Después a Samuel, del chico que te he contado que me trae loca.
Papá, mamá y después a mi hermano...
La sexta estaría para mí, y depende de su uso de mi estado mental
hacia la soledad. Si logro vivir en ella, esa bala se haría vieja
dentro del revólver.
A todos de un disparo en la barbilla, hacia arriba, atravesando
todo su encéfalo. Sólo para hacer un tiradero y que quede
todo manchado de sangre y con tejidos del cerebro.

Pasó un momento, y Daisy advirtiendo que Aldo se encontraba escribiendo, decidió decirle rápidamente buenas noches y tocar el botón para desconectarse inmediatamente.
Después de todo, no quería saber qué pensaba de su locura. Ya suficientes opiniones tenía.

lunes, 13 de septiembre de 2010

159. Losing My Religion - R.E.M.

Esta canción se ha vuelto en mi nuevo vicio.
Con ella crecí y hasta hace poco me di cuenta de su título y procedencia...

bhfjdgfhuerhd

Losing My Religion - R.E.M.



Oh,Life is bigger
It's bigger than you
And you are not me
The lengths that I will go to
The distance in your eyes
Oh no I've said too much
I set it up

That's me in the corner
That's me in the spotlight
Losing my religion
Trying to keep up with you
And I don't know if I can do it
Oh no I've said too much
I haven't said enough
I thought that I heard you laughing
I thought that I heard you sing
I think I thought I saw you try

Every whisper
Of every waking hour I'm
Choosing my confessions
Trying to keep an eye on you
Like a hurt lost and blinded fool,fool
Oh no I've said too much
I set it up

Consider this
Consider this
The hint of the century
Consider this
The slip that brought me
To my knees failed
What if all these fantasies
Come flailing around
Now I've said too much
I thought that I heard you laughing
I thought that I heard you sing
I think I thought I saw you try

But that was just a dream
That was just a dream

That's me in the corner
That's me in the spotlight, I'm
Losing my religion
Trying to keep up with you
And I don't know if I can do it
Oh no, I've said too much
I haven't said enough
I thought that I heard you laughing
I thought that I heard you sing
I think I thought I saw you try

But that was just a dream
Try, cry, why try?
That was just a dream
Just a dream, just a dream
Dream

jueves, 26 de agosto de 2010

158. Ángel de la Guarda de Apariencia Senil.

Ángel de la Guarda
de Apariencia Senil

Sonó la alarma. 7:00 a.m.
Daisy un poco malhumorada abrió el celular con el botón destinado para ello.
Entreabrió los ojos y vió mucha luz, más luz de la que se filtra por sus cortinas amarillentas.
Procedió a estirarse, como siempre... y sintió una brisa helada, desde el sur de su cuerpo. Más aire del que conseguía pasar por el mosquitero...
Se levantó de sobresalto y se dio cuenta de que su espalda gritaba de dolor.
Inmediatamente perdió el equilibrio y cayó haciendo que su vestido amarillo con flores se le subiera hasta el inicio del muslo, casi hasta la entrepierna, y que un tacón rojo volara por los aires. Aterrizó apenas un metro a la izquierda de la chica.
Sentado en la banca estaba un señor, de unos setenta y pocos años, observándola fíjamente. Llevaba puesto un conjunto deportivo azul con gris. Chamarra y pants. Unos tenis cómodos y lentes gruesos. Su cabello era muy canoso y sus ojos eran casi igual de claros que su desteñido y muy pobre bigote.
-¿Dónde estoy?- le preguntó Daisy antes de pensar en cualquier cosa, mientras alcanzaba su zapato color carmesí a gatas y se bajaba el vestido.
-En un parque... ¿sabes dónde está tu casa?- preguntó el viejo.
Daisy dio un vistazo desde el suelo, hacia su alrededor. Reconoció el kiosko en el centro del parque y los faros negros.
-Sí... ya sé dónde estoy... Perdón pero... ¿Quién es usted?
-Oh, perdone la descortesía, señorita. Mi nombre es Manuel.- dijo elegante y arcaicamente y le tendió la mano para que se parara.
-Oh, gracias- dijo la muchacha mientras tomaba su mano y se asía.-Mi nombre es Daisy, y no recuerdo cómo llegué hasta aquí. Vivo... hasta el fondo, casi. Ni siquiera sé cómo mi pijama se transformó en esto...-mencionó en cierto tono burlón y alisando su vestido y prosiguió a llevarse una mano al cabello que estaba mucho más lacio que de costumbre- qué raro, tampoco acuerdo haberme planchado el cabello... ni siquiera haberme acostado un momento.
-Tu aliento es alcohólico. ¿Acaso tomaste mucho por la noche?- el señor objetó como reprimiéndola.
-Pues... tomé. Sí. Pero no tanto como para no acordarme.
La muchacha se sentó al lado del señor e hizo un ademán con la mano, moviéndola hacia el frente y después hacia atrás. Manuel la miraba atentamente, extrañado.
-Es para ver qué tanto dormí -respondió la chica con una tierna sonrisa.

Pasaron minutos de silencio, minutos en los cuales parecía que los dos estaban en su propia jaula, en su propio manicomio y en su propio mundo. Minutos en los que su viaje hacia dentro de sí mismos duraba más que llegar a la galaxia más lejana. Minutos en los que recordar era menester. Minutos en donde sus ojos volaban más allá de las velocidades de la luz y sin guardar nada de información aparente. Una pregunta tan sencilla como el color de las flores en el jardín de en frente pondría a ambos a enfocar la vista a tal objeto y recordar el nombre de ese color. Minutos que pasaron sólo escuchando los pájaros trinar y los primeros autos pasar por la calle, con dueños de rostros malhumorados, cabellos sin arreglar y maquillajes hechos en la oscuridad.

-Cuando llegaste gritabas "Esmeralda" a todo pulmón- dijo el adulto al aire y Daisy reaccionó moviendo su cabeza y sin desenfocar sus ojos del infinito soltó un suspiro.

viernes, 20 de agosto de 2010

157. Algo, cosa y moción.

Y como diría el buen Harry... "no es para cualquiera"

Hay algo que alguien de algo alguea.
Es algo alguín que yo algo algón...
y lo que algo es algo que alga
pues alguien algo algueó.

La cosa es esta cosa que cosea a las cosas
no es una cosa más que la cosa de todas las cositas.
Este coso requiere de cosas más grandes que cosas
pero no cosea de las coseando coseador.

Mociones que mocean lo moceable.
Moceando las mociones de la moción.
Tu moción mociendo se ha mociando
y mociabundo te has moceado tú.

viernes, 13 de agosto de 2010

156. Dhrtarastra abandona el hogar.

Srimad-Bhagavatam
Canto 1, Capítulo 13, texto 22 al 26.

Tú has sido ciego desde tu mismo nacimiento y últimamente estás perdiendo el oído. Tu memoria es escasa y tu inteligencia se ha perturbado. Tus dientes están flojos, tu hígado está defectuoso y expectoras moco.

¡Oh Dios mío! Cuán fuertes son las esperanzas de un ser viviente de continuar su vida. En verdad, tú estás viviendo exactamente como un perro casero y comes las sobras de la comida que te da Bhima.

No hay necesidad de vivir una existencia degradada, ni de subsistir de la caridad de aquellos a quienes trataste de matar mediante el incendio y el veneno. Tú también insultaste a su esposa y usurpaste su reino y su riqueza.

A pesar de tu renuencia a morir y a tu deseo de vivir aun a costa del honor y del prestigio, tu cuerpo avaricioso ciertamente decaerá y se deteriorará tal como una vieja vestidura.

Se le llama imperturbable a aquel que va a un lugar remoto y desconocido y que, librándose de todas obligaciones, abandona el cuerpo material el cual era anteriormente mal utilizado.