lunes, 27 de abril de 2009

82. Eolo Y Los Vientos

Eolo Y Los Vientos
Hace mucho tiempo, en lo alto de una montaña, vivía en una cueva el gigante Eolo con sus cuatro hijos: Viento del Norte, Viento del Sur, Viento del Este y Viento del Oeste.
Un día Viento del Norte dijo a Eolo:
-Padre, permíteme salir a jugar un rato.
-Sí- contestó Eolo-, pero procura regresar temprano

Salió Viento del Norte silbando alegremente.
Yendo a lo largo del camino, vio en una huerta, un manzano cargado de frutos.
-Ven a jugar conmigo- dijo Viento del Norte-, ven a jugar.
-¡Oh, no!- dijo el manzano-. Debo quedarme aquí para que mis manzanas puedan crecer; si no, no estarán maduras en Otoño, y los niños no podrán comerlas.
-¡Puf!- exclamó Viento del Norte, y todas las manzanas cayeron al suelo.

Siguió Viento del Norte su camino y llegó a un inmenso campo de trigo donde las espigas ondulaban suavemente.
-Ven a jugar conmigo- díjole al trigo-, ven a jugar.
-No, no- contestó el trigo-, debo quedarme aquí para crecer. Pronto se dorarán mis espigas y entonces daré buena harina para el pan de los niños. No puedo ir a jugar.
Viento del Norte suspiró y el trigo cayó por tierra.

Más allá, corriendo aún, Viento del Norte vio un lirio delicado que crecía en un tiesto pequeño, en la ventana de una casita humilde.
-Lindo lirio, ven a jugar conmigo- dijo el Viento.
-No puedo- contestó el lirio dulcemente-, prefiero quedarme aquí acompañando a la hijita del campesino que está enfermita.
Viento del Norte besó la flor y ésta al instante quedó helada.
Poco después, llegó el campesino, quien al mirar las manzanas caídas, el trigo tendido y el lirio helado, dijo:
-Viento del Norte ha estado aquí. Iré hoy mismo a ver a Eolo.

Atravesando y yendo hacia su aventura, el campesino, fiero y temeroso, fue hacia la montaña.

-Buen día, Eolo- le dijo al llegar a la montaña-, tu hijo, Viento del Norte, ha hecho destrozos en mi huerta y en el campo y ha helado el lirio de mi niña.
-Me apena mucho saberlo- contestó Eolo-, y tan luego como llegue mi hijo hablaré con él.

Apenas había salido el campesino cuando llegó Viento del Norte. Al ser reprendido, dijo:
-Todo lo que te contó el campesino es verdad, pero yo no tuve intención de causarle daño, sólo quise jugar un rato.
-Bien- agregó Eolo-, puesto que tus juegos son tan bruscos, no volverás a salir a jugar más que cuando el campesino haya cosechado la fruta y el trigo y tenga sus plantas protegidas dentro de su casa.

3 sentimientos:

RottenMilk dijo...

Y primera u.u

RottenMilk dijo...

Oh man... I'm kinda confused... Omfg this was so weird... ._.

And and and... it's like... a children story...

I liked it but... Hell... WTFH....


Ok, I'll go ._.


Plus: I'm not a liar!!! I'm not!!!

Plus2: I never lied!!! I swear!!!

Patricia Ibarra dijo...

Buenísimo!!!
Muy buen ejemplo para la vida...
Besos de sol!