66. Beat. Beat. Beat. Beat...

Señor Neruda, si no comenta en estas entradas palidecerá :O
En serio ¬¬
Ok, me dejo de amenazas, luego me arrugo como usted...
Ya pues :D

Beat. Beat. Beat. Beat...

Un día común. Cualquiera. Típico en la rutina diaria, quizá no llegando a lo tedioso, sólo a lo acostumbrado.

Desde en la mañana, a la hora de irme a la escuela, no empiezo a olvidar la esencia tan diáfana, a veces, que proyecta mi sombra.

Busco en la red algún mensaje. De eso depende lo que desayune.

¡Aliméntame y escribe más!

Me arropo, siempre con mi chamarra y las calcetas hasta arriba. Las mañanas en mi casa son un poco frías.

No salgo sin antes mirar al espejo, en el cuál, tu retrato está plasmado sobre el papel aluminio, atrás del vidrio.

Intento establecer contacto.

Siento tu calidez...

Y... ¡Beat!

El llamado de mi padre, informando siempre lo tarde que es, hace que te esfumes de la nada.

Parpadeo un par de veces, esperando claro, volverte a ver...

Pero el tiempo se agota y mi paciencia también.

A trompicones, casi cayéndome, bajo las escaleras.

¡Uff!

¡Abren la puerta y siento el aire helado!

Salgo, casi corriendo...

El Sol apenas perceptible se alumbra en mi cabeza, dibujando apenas una clara sombra... Volteo hacia el astro rey... Y observo detenidamente el cielo...

Siempre tan... Viejo y azul...

Me sonrío a mi misma unos instantes, imaginando tus actividades de esas horas; dormir.

¡Oh!
¡Te ves tan lindo!

¡Beat!

¡El claxon y la fuerte voz de mi padre se alzan sobre mi fantasía!

El camino a la secundaria no es tan largo... Pero siempre apareces tú.

¡No me preguntes a mi! ¡Yo no sé cómo!
Dirigiéndome hacia el grupo al cuál socializo, colocas tu brazo arriba de mi hombro, y, despampanante y sonriente, me dirijo a ellas.

Les doy una gran sonrisa de mi parte, volteo hacia la dirección a la cuál. la lógica me demanda tu presencia... Y ya no estás ahí... ¡Beat!

Hago una mueca de tristeza, que nadie nota... nadie... nadie...

Porque no estás ahí conmigo.

Mis amigas y yo charlamos de cosas sin ningún sentido aparente, alguna que otra me pregunta por ti y le cuento la aventura que tuvimos una o dos noches anteriores a esa mañana.

¿Lo ves?

¡Beat!

Me hacen evocarte, acordarme de ti.

El timbre suena, pausadamente... Y me doy paso rápido, hacia mi salón, dónde sé que te sentiré como muchas otras veces...

No te veo en clases, sólo te huelo, te siento, te oigo...

En los recreos... Vienes hacia mi... Y luego el burdo sonido de la campana hace que desaparezcas...

Si las salidas ya no son tan tardadas desde que te conozco. Siempre procuro que mi padre venga temprano por mi y, posteriormente por mi hermano, para llegar lo antes posible hacia ti.

Algún par... o muchos pares de veces consigo encontrarte por la tarde, la temprana tarde.

Mientras mis padres preguntan el 'qué' me hace sonreír o 'qué' droga estás utilizando para que yo sea la niña más feliz del mundo, yo me limito a escribir, leer y sentir.

Ya que toca que vayas a la escuela, lo cuál resulta cada vez más duro, yo hago cosas que tendrían un interés académico...

Pero no dejo de pensar en ti...

Es más, tú eres la razón de mis bajas notas en Historia.

Lo sabes.

Hago la tarea...

Lavo trastes...

Me pongo a correr...

De vez en cuándo nado...

Me meto a bañar...

Como...

Escucho música...

¡Y todo, todo me recuerda a ti!

¡Alguna letra!

¡Sólo una letra!

¡Beat!

Cuándo me desvelo, cuándo ansío por sentirte más literalmente en mi día, es cuándo las emociones se vuelven más sofocantes.

Mi diafragma sube y baja, mi respiración se congela, mi pulso acelera y mis manos tiemblan.

Charla, charla.

Interpretaciones quizá certeras.

Verdades a medias.

Cuándo al fin me retiro a dormir... Si es que concilio el sueño, es cuándo tú vuelves a mi...

Te acuestas en mi cama, en mi almohada...

Acaricio tu aspero rostro...

Tu cabello perdió forma...

Y sólo a veces me doy cuenta que he dormido abrazada al edredón.

¡Beat!